Que Dios nos coja confesados por Jonás Trueba

martes, 3 de junio de 2008 - 2 Comentarios

"A mi buen entender, el estilo no se ve, el estilo se siente". Leo esta frase de Sydney Lumet en su libro 'Así se hacen las películas', y pienso que se ajusta perfectamente a su último trabajo, 'Antes que el diablo sepa que has muerto'. Pero Lumet lleva mucho tiempo siendo fiel a esa frase. Pertenece a esa raza de directores que asumen con orgullo que su trabajo consiste en ponerse al servicio de una historia y de lo que ésta quiere contar y transmitir.

Lumet guarda mucho respeto por los guiones y por la gente que los escribe, algo que para algunos está directamente reñido con lo que significa ser un verdadero autor, pero a él no parece importarle. De esa complicidad (que no fidelidad) con el guión nace el estilo de cada una de las películas de su filmografía, una filmografía llena de aciertos y desaciertos, sometida a los vaivenes de una industria que casi nunca se lo pone fácil a los directores con oficio y pretensiones. Me gusta esta definición que hace Carlos Reviriego de Lumet: "Cineasta de ímpetu contemporáneo y estirpe antigua".

'Antes que el diablo sepa que has muerto' es un melodrama familiar revestido de 'thriller', una película llena de sombras y de zonas oscuras que transmite una angustia sofocante desde el principio. La trama contiene giros inesperados, pero estos llegan con una sorprendente naturalidad. La información se distribuye con sabiduría a través de constantes saltos hacia atrás, revelando cada vez nuevos matices de la historia y de sus protagonistas. Pero no hay trampas, sino un cuidadoso estudio de personajes, todos ellos culpables, cobardes y miserables, inmejorablemente interpretados por unos actores que nunca dan una nota de más.

Leo la siguiente declaración de Lumet: "Desde el principio rodaba un melodrama. La diferencia ente melodrama y tragedia es que, en la mayoría de las tragedias, la historia tiene que desarrollarse partiendo de los personajes, ellos son el centro. En el melodrama es exactamente lo contrario: los personajes deben plegarse por completo al desarrollo de la historia." En este melodrama nada ocurre por casualidad, sino por la inercia de una lógica fatal que se adueña del destino de los personajes poco a poco. Lumet demuestra su talento para los pequeños detalles, en los signos de violencia y rabia contenida con que va puntuando algunas acciones, anticipando la tragedia de una familia que se destruye a sí misma. Y cuando uno se quiere dar cuenta de cómo ha podido llegar a suceder semejante horror, la película termina.

P. D.: El título proviene de un dicho irlandés que dice algo así como: "Ojalá puedas pasar media hora en el cielo antes de que el diablo sepa que has muerto". Por aquí se suele decir: "Que dios nos coja confesados".

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2 comentarios:

Juliette dijo...

Qué ganas tengo de verla, este finde cae, sabía que estaría bien...

Por cierto, id a ver La niebla, y decidme qué opinais...

quillo_3 dijo...

bueno... yo estoy indeciso la verdad!!! a lo mejor para desconectar un rato convenzo a carlos...