Sobre héroes y tumbas por Jonás Trueba

miércoles, 7 de mayo de 2008 - 0 Comentarios

Antes de decir nada sobre 'Todos estamos invitados', de Gutiérrez Aragón, habría que decirle a todo el mundo que fuera a verla. Se dice mucho lo de "es una película necesaria", pero pocas veces ese calificativo resulta tan exacto.

El terrorismo etarra nos concierne a todos. Y todos deberíamos tomarlo como un asunto personal. Gutiérrez Aragón lo ha hecho y así lo cuenta en esta estupenda entrevista, donde afirma que rodar esta película era su deber como ciudadano.

Es verdad lo que ha escrito Savater. De las pocas películas que se habían ocupado del tema, ninguna convertía a las víctimas y a los amenazados en sus protagonistas. Casi todo habían sido indagaciones en la mente de los terroristas, algo muy poco interesante desde mi punto de vista. De alguien que mata a otra persona sólo me interesa saber una cosa: cuánto tiempo va a pasar en la cárcel. Me es indiferente si el crimen lo ha cometido en nombre de la supuesta liberación de su patria, o simplemente porque la víctima no estaba de acuerdo con sus ideas y se ha atrevido a decirlo. El interés dramático de un personaje así es cero.

Por eso me habría gustado que la historia del profesor de universidad amenazado por ETA estuviera más desarrollada en la película de Gutiérrez Aragón. La suya es la historia que más me emociona y más horror me produce; y es una lástima que tenga que compartir espacio con la historia del etarra desmemoriado, sin duda mucho más alegórica y menos eficaz.

Lo que produce más desasosiego, por no decir asco y vergüenza, no es la actitud intimidatoria de los terroristas (algo que nos podemos imaginar más fácilmente), sino el silencio cómplice de los supuestos amigos y compañeros del profesor de universidad, de los alumnos que abandonan el aula al ver a los escoltas, etcétera...

Gutiérrez Aragón cuenta lo que "sucede cuando el terror se incrusta en la vida cotidiana y se asume como inevitable. Nadie se subleva, nadie dice nada, todos miran hacia otro lado y continúan con su vida tranquilamente. No hay una reacción de rabia por la situación de los amenazados. La convivencia con el mal se produce de una forma natural, cediendo al chantaje de una minoría sobre la mayoría".

De eso habla 'Todos estamos invitados' y ahí radica su fuerza y su importancia. La película toma partido por los que alzan su voz contra la barbarie terrorista y denuncia la actitud equidistante y cobarde de los que callan o miran hacia otro lado para luego solidarizarse en privado. Es difícil de creer y de aceptar, pero es lo que hay. Los héroes son aquellos que, a pesar del miedo y el sufrimiento, mantienen su coraje cívico y siguen caminando hacia un futuro incierto.

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