sábado, 24 de mayo de 2008 - 0 Comentarios
EL TALLER
Extraterrestres artesanos
Cláusulas de confidencialidad. Fotografías vetadas. Alto secreto... Todo lo que ocurre tras los muros de Amalgamated Dynamic INC. está envuelto en el más estricto hermetismo. Nada puede trascender al exterior. Incluso las cámaras de los periodistas que visitan la sede son revisadas a conciencia para que no se lleven 'la fórmula'. Y es que en esta compañía, fundada por Tom Woodruff y Alec Gillis, se construyen algunas de las criaturas más emblemáticas del cine de ciencia ficción. Con el mismísimo Alien a la cabeza.
Como estrategia de promoción, 20th Century Fox, responsable de la última entrega de la saga, 'Alien vs. Predator. Requiem' (se lanza el 28 de mayo en DVD), organiza una visita a esta 'fábrica de extraterrestres' ubicada en Los Ángeles. Invita a periodistas de todo el mundo pero, paradójicamente, no deja ver ni el más mínimo detalle de los trabajos. Todo se queda en las fotografías que distribuye la organización y en un proceso esbozado grosso modo por sus responsables. «No hay que dar pistas a la competencia», se excusan. Está en juego la clonación de Alien.
Woodruff y Gillis son dos de los hombres más cotizados de la industria del cine de ciencia ficción. Se conocieron cuando trabajaban bajo la dirección de Stan Winston en 'Aliens'. Les gustó la experiencia de dar vida a un extraterrestre y decidieron instalarse de forma autónoma, con Amalgamated Dynamic INC.
Una enorme bandera de EEUU preside la sala de descanso de su compañía. Lleva un certificado de autenticidad por el que el propio Gobierno da fe de que ondeó en el cuartel de los marines de Ar Ramadi (Irak) durante la Operación Libertad Duradera, en septiembre de 2004. Trabajadores parapetados tras enormes delantales entran y salen por una puerta que marca la línea del territorio permitido. Sus manos y sus rostros están cubiertos de yeso y pintura. Son 'los creadores'.
Cerca de las 11.00 horas aparece un camión con un catering 'portátil'. Los 'creadores' salen a por su comida y regresan al interior... Se escuchan ruidos mecánicos, soldadores... Mientras, en la sala que sí se permite habitar a los reporteros, una maquilladora insiste en dar «un toque de color» a todo el personal y presume de un libro repleto de autógrafos de las estrellas que han pasado por sus brochas. Esto es Hollywood.
Woodruff y Gillis han sido los 'constructores' de Alien en la mayoría de las películas. «Hacemos pequeñas modificaciones de una a otra, pero mantenemos la continuidad por respeto a los fans», cuentan. Gran parte de los moldes perviven desde 'Alien Resurreccion' —en la que se incluyeron por primera vez imágenes generadas por ordenador (fueron necesarios cuatro equipos de animación)—y el diseño permanece fiel al que ideó H.R. Giger para 'Alien, el octavo pasajero', la película de Ridley Scott en 1979.
«La criatura más complicada que hemos hecho es la Reina Alien. Había dos hombres dentro de su cuerpo para controlar sus movimientos. La cabeza giraba gracias a un control hidraúlico sujeto a una rueda de dirección asistida», confiesan.
En su taller se crean los extraterrestres —el traje y sus complementos, armas incluidas—, que después se finiquitan con animación. «Somos partidarios de mezclar efectos reales y tecnología digital», explica Tom. En su caso, la implicación con las 'criaturas' llega aún más lejos, ya que es él mismo quien se enfunda el traje de Alien en cada película. Y presume de ello: «Tengo la suerte de haber interpretado a los principales monstruos en los últimos 20 años».
El proceso de creación es lento y minucioso. Artesanal. Comienza recopilando las maquetas de películas anteriores, sobre las que se dibujan bocetos con una posible evolución. Entonces empieza el trabajo en el taller. El cuerpo del monstruo en cuestión se trabaja como una escultura: moldes de látex y silicona para manos, pies, colas y cabeza, maquetas, miniaturas, minuciosas labores de pintura y secado... Todos los detalles se miden al milímetro para que cada músculo, cada vena, cada colmillo logre el efecto deseado. Así nace un personaje real, de grandes dimensiones (cerca de 2,30 metros en el caso de Predator) que se sostiene gracias a un proceso de ingeniería celosamente velado: ojos mecánicos, poleas hidraúlicas...
El 'parto' requiere meses (tres tuvieron en el caso de sus últimas creaciones para 'Aliens vs Predator. Requiem'). Su consumo es mucho más efímero: la mayoría de las criaturas quedan inservibles después del rodaje. Alien muere de verdad ante las cámaras.
NUEVAS CRIATURAS
La evolución de la especie
Los extraterrestres también procrean, avances tecnológicos mediante. La última criatura que se ha gestado en el taller de Tom Woodruff y Alec Gillis es el predalien, protagonista de 'Aliens vs. Predator. Requiem' (20th Century Fox).
El aspirante a convertirse en personaje de culto para los amantes de la saga es un alien que se ha desarrollado en el interior de un predator. Predomina en él la carga genética de los alien (ha sido ideado en un 85-90% como papá y en un 15-10% como mamá). Así, tiene su sangre ácida y su cola en forma de escorpión, pero la mandíbula y las trenzas de los depredadores. Para darle forma, Woodruff y Gillis reutilizaron moldes de 'Alien 3' y piezas de los 'muñecos' empleados en la primera 'Alien vs.Predator'. El toque final se dio en el ordenador, donde, por ejemplo, se implantaron las mandíbulas.
Lo cierto es que este nuevo extraterrestre no lo tenía fácil para seducir a los fans. Son un público difícil y los directores de la película, los hermanos Colin y Greg Strause, reconocen haber sentido la presión sobre sus hombros. «Cuando estás combinando a dos de los grandes monstruos del cine, te sientes un poco agobiado», afirma Colin.
Desde Hydralux, su compañía basada en Santa Mónica (Los Ángeles), ambos se han ganado una merecida buena fama como responsables de efectos especiales, que han aplicado tanto a videoclips (suyo es el premiado 'Californication' de Red Hot Chili Peppers) o producciones publicitarias (para Coca Cola o PlayStation) como a numerosas películas —'Terminator 3', 'Los 4 fantásticos', 'X men' o '300'—.
El filme que supone su debut como directores está localizado en Vancouver, en la Columbia británica, donde, durante 50 días (del 25 de septiembre al 8 de diciembre de 2006), una colonia de aliens y predators sembró el pánico cinematográfico. Por primera vez, los aliens descendieron a las calles de un pueblo real, lo que supuso un desafío para el equipo: los efectos especiales debían salir del territorio seguro de los estudios.
El trabajo no pudo empezar hasta mediados de junio de 2006, cuando 20th Century Fox dio el pistoletazo de salida a la preproducción, por lo que el equipo sólo dispuso de tres meses para dar forma a las criaturas y a los efectos especiales. El foco de la atención se centró en la novedad, el predalien.
El inventario que manejaban los directores deja constancia de la dimensión en la que nos movemos. A saber: un predator vivo, dos cuerpos de predators muertos, trajes, manos y pies (x 6), una cabeza de predalien, efectos de estómago reventado, manos humanas desmembradas, efectos de sangre, agujeros prefabricados para el cuerpo, máscaras de silicona... Y así a lo largo de varias páginas.
El presupuesto de la película era de 40 millones de dólares, aseguran los directores. «Es reducido, y casi un cuarto se fue en las criaturas y los efectos especiales. Son las estrellas de la película. Son propiedad intelectual y es bueno darles mucho bombo», argumentan. Fue un rodaje atípico: primero se grabó el desarrollo de los personajes de carne y hueso y después se sumaron los 'monstruos'.
Un año y medio después, ya tranquilos en su oficina de Santa Mónica, los hermanos Strauss, muy rubios, muy sonrientes, muy californianos, recuerdan algunas anécdotas. Por ejemplo, que los aliens, de noche, no daban nada bien en cámara. «Sin la luz interior que permite resaltar cada detalle del traje, parecían una bolsa de basura», reconoce Colin Strause. Y fue realmente un problema, ya que la mayor parte de las escenas se grabaron al ponerse el sol y bajo una fuerte lluvia, condiciones que pagaron tanto las 'criaturas' como los actores que moraban en su interior. «El traje es como una esponja gigante que almacena agua helada contra la piel del actor. Tom [Woodruff] llevaba debajo una malla térmica para mantener el calor, pero aún así la intensidad de la lluvia hizo que tuviésemos que parar el rodaje ante el riesgo de hipotermia».
Ahora, lejos del frío y de la lluvia, piensan ya en la nueva generación de criaturas. «La siguiente película podría ser más del espacio…», reflexionan los hermanos Strausse. «La saga Alien también tenía un final abierto y creo que debería cerrarse de algún modo», añade por su parte Tom Woodruff. La selección natural sigue adelante.
Esta entrada fue escrita a las 13:42
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